El pasado fin de semana nos reunimos alrededor de 250
jóvenes de la Diócesis
de Cádiz y Ceuta para realizar una marcha o peregrinación desde El Jarillo,
pasando por el pueblo de Vejer, hasta el Santuario de la Virgen de la Oliva.
Esta idea, que propuso nuestro obispo Rafael y de la cual
participó, ha supuesto, para muchos, el pistoletazo de salida para emprender el
curso con gran entusiasmo por llevar a toda la sociedad y, en especial a los
jóvenes, el mensaje de que Cristo VIVE.
Recorrimos un camino precioso, con un paisaje digno de
fotografiar en la memoria. Pudimos compartir muchos momentos durante la gran
caminata: momentos de convivencia, de conocer gente nueva y de reencontrarnos
con amigos, de cantar, de reír, de comer chocolate “Maruja”,…
Quizás uno de los ratos que más gustó fue el tiempo del rezo
del Rosario todos juntos; tuvimos nuestro momento personal para rezarle a
nuestra Madre, la Virgen
María.
La catequesis en mitad del camino nos hizo reflexionar
bastante sobre la necesidad que tenemos de Dios, “sin mi no podéis hacer nada” (Jn15, 5), la necesidad que tenemos
que Cristo para hacer su voluntad, siendo conscientes de que es Él quien nos
acompaña en los buenos momentos y nos sostiene en los malos.
Otro de los grandes momentos fue la Hora Santa antes de
dormir. Con el Santísimo expuesto en el altar, los jóvenes tuvimos la
oportunidad de disfrutar de un momento de intimidad con el Señor, de poder
hablar con Él más profundamente, reflexionando y orando libremente mediante un
diálogo con nuestro Padre.
Los cantos de la mañana en la hora del rezo de laudes nos
ayudaron mucho a darle gracias al Señor por el nuevo día que se nos venía
encima, por el sol, las nubes, por la amistad y por todo aquello que ha creado
y podemos disfrutar.
Una vez más, nos pusimos en marcha hacia el Santuario de la
Oliva. De nuevo en peregrinación, volvimos
a rezar el Santo Rosario.
Ya en nuestro destino final, y todos muy emocionados,
tuvimos la misa que clausuraba esta marcha.
Esto no ha terminado…
Animaros a todos, a los que participaron de este evento y a
los que no, a continuar el “verdadero camino”, llevando a todas las personas el
Amor de Dios a través de nuestros actos, sabiendo que:
"Yo soy el Camino, la
Verdad y la
Vida” (Jn14, 6-14).
Sigamos peregrinando…
Marta E. Ordoñez